Por Alejandro Joel Hernández
Siempre he creído que presentar el nuevo
libro de un poeta amigo, es un acto estúpidamente irresponsable, porque con las
limitaciones propias, el presentador termina por alterar, distorsionar y mutilar
el trabajo literario, e intenta abusivamente
suplantar al autor, porque prejuzga y predispone, y aun peor, manosea
amistosamente la obra poética y el autor sentado en el banquillo de los
acusados es incapaz de defenderse de un incompetente abogado de oficio.
Dicho lo anterior y agradeciendo
que no sea el objetivo ni la ocasión para entrar en un análisis teórico puro,
me instalo entre ustedes como un lector en el umbral, en el umbral de la niebla,
como evidencia de una poética que conozco y he compartido.
Hoy quiero hablar de una mujer
a la que quiero y respeto, y me complace hablar por supuesto de la poeta y
generosa maestra a la que descubro con la misma admiración, una y otra vez, en
cada uno de sus versos. Hoy encuentro más poesía y más poeta en este libro y me
hace ver con más claridad pero al mismo tiempo cada vez más impenetrable el
misterio que la abreva, esa densa niebla en que se mueve, de la que obtiene su
fuerza y su fragilidad.
“Los secretos nos abren cajones en el cuerpo:
cajones que cerramos para poder vestirnos
y salir a la calle sin que nadie lo sepa.”
En “INSTRUCCIONES PARA BUSCAR
EN LA NIEBLA” Mónica Suárez pone en nuestras manos una obra global y exquisita.
La voz que habla en sus poemas abre las ventanas de su noche a su interior y se
va abriendo paso a través del espacio emocional que delimita su experiencia, su
íntima soledad, donde realiza un balance entre lo hallado y lo perdido.
“Me pesan los cajones abiertos en el cuerpo
que guardan los fragmentos de todo lo que he
sido.”
Cada vez que intento descifrar esta soledad que sabe a muerte
maniatada, me desarma, me deja mudo, tatuado por el dolor y cuando intento
recuperar mis huesos anegados en el miedo, la poesía hecha girones de Mónica
regresa para decirme con todo el silencio que envuelve sus palabras, que la
vida sólo es una manera de recordar morir:
“Habrá que andar de nuevo
el tiempo. Cruzar sin pies ni manos
la trampa del abismo. Atravesar
como se pueda la herida
de estar vivo.”
La
certeza de los recuerdos y sentimientos se aferra firmemente a las palabras, en
donde los umbrales se difuminan y la magia y la poeta se fusionan, y surge como
consecuencia una condición inevitable y casi fatal de todo vate, la presencia
de la necesaria ironía en la poesía, la cual se explica cómo vacío y
suplantación cuando se escribe una cosa y se quiere decir algo distinto. Desde
luego también queda la elección del silencio, una cualidad virtuosa que tiende
a olvidarse, afortunadamente Mónica la utiliza para pulir esa fina artesanía
con la pulcritud de la gramática.
“Me deshago en la noche que duerme recostada
en las habitaciones oscuras de mi cuerpo.
¿Cómo decirlo sin herir a la sombra,
que se queda sentada a un lado de la cama,
vigilando mis gestos?”
Qué
privilegio tener la oportunidad de presentar “INSTRUCCIONES PARA BUSCAR EN LA
NIEBLA” de Mónica Suárez que funde nuestro propio umbral, que define lo
particular de esta presentación, que en el fondo no es sino la gran
oportunidad de compartir una bella poesía y celebrar a uno de los nuestros.
Cada quien debe buscar en la
niebla lo que considere prudente, tal vez algo muy preciado que haya perdido o
quizás el propio yo que nunca ha encontrado, por lo pronto yo intentaré seguir
las instrucciones que amable y desinteresadamente nos da Mónica:
“Voy a creer que las heridas sanan
con cataplasmas de silencios
y otros lodos,
que las sombras
son sólo fantasma de las cosas
y no de nosotras pedazos perdidos.”
Te queremos Mónica y sabemos
que vas a tener el éxito que te mereces.
Casa Talavera, Centro
Histórico de la Ciudad de México a 15 de marzo de 2013
Alejandro Joel
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