viernes, 16 de octubre de 2009

Presentación de Manuel Becerra por Adriana Tafoya

Alegato de imprenta para el poemario Los Alumbrados, de Manuel Becerra Salazar, Premio Nacional de Literatura Ciudad Ecatepec, Enrique González Rojo Arthur

Andrés Cisneros de la Cruz, Adriana Tafoya, Manuel Becerra e Inés Parra.

Con anterioridad Manuel Becerra Salazar publicó Cantata Castrati, su primer libro, editado por Colibrí en 2004 en versión rústica con un tiro (si no me equivoco de 100 ejemplares), posteriormente en 2006 se reedita en la recién desaparecida Editorial Colibrí, en la colección As de oros con tiraje de mil ejemplares. Es importante la mención de este primer poemario (Cantata Castrati) porque en él se perfila ya el bien aprendido oficio del verso y la necesidad del poeta Becerra por gestarse en la intimidad del erotismo femenino, al igual que el preludio a la reafirmación de un estilo.

En este poemario Los alumbrados laureado por esta ocasión con el premio Enrique González Rojo Arthur 2008, Manuel consolida su buen oficio y efectivamente logra remarcar el perfil de su estilo. Respecto a la temática (que en general no se toma en cuenta ni se le da la debida importancia en la reflexión por presentadores, críticos y opinadores de la poesía, pues sólo aducen a la forma) es importante penetrar este libro, y si es necesario a Becerra, el poeta mismo, para dar al lector algunas pistas o claridades —si se quiere así— sobre estos versos.

Abro cita: “Nos montamos en esos aleteos como trenes/ y en las ganas de cercenar a los hombres, ganas de sacar filo al arco de la viola/ y abrir con amor la garganta del prójimo,/ pero alguien (tal vez una bellísima hija de Dios)/ ya le ha tajado el lomo a la bestia, le ha quitado la quijada, de nuevo, nos la ha dejado caer en el corazón”.

En este poema aparece la primera dama, a la cual nombra como una “bellísima hija de Dios”, posteriormente, aparecerá Helena, y la noche siguiente Grecia, para continuar con una larga lista de musas: Alondra, Libélula, Rosa, Golondrina, Laura, etc.

La inquietud "amorosa" de sus 26 años es evidente en los siguientes versos:

“Buen sitio para encontrarte mago/ y libertino a la vez,/ apareciendo, Señor, en la turquesa de las copas,/ y esfumándote a la mañana siguiente/ cuando nos envías una pantera furiosa y solar/…/Buen sitio para ver tus estrellas ahora puestas/ en las sienes de estas niñas,”

Parroquianos atentos al alegato.

Es aquí tácito, el conocido mito bíblico del animal pecho-tierra que vive bajo la condena de: Nacer, reproducirse, y huir. Y cito aquí un fragmento de la Biblia respecto a esto: “Entre los animales que se desplazan sobre la tierra, éstos os serán inmundos: la comadreja, el ratón y la tortuga, según sus especies; el camaleón, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el calamón. Estos os serán inmundos de entre todos los animales que se desplazan. Todo el que los toque, estando muertos, quedará impuro hasta el anochecer”, y su relación con lo divino queda en esto manifiesto.

Y ahora cito el canto del poeta: “Bebe el niño, pues ya se acerca lenta,/cual víbora, la noche ciega y larga”. La embriaguez erótica, enigmática, y sobretodo carnal, siempre emparentada con el vino, nos obsequia una poesía de labios, de nalgas, y de húmedos sexos enjoyados, poesía donde su más bello oficio se refleja en los poemas a Grecia y Laura, y sobre todo, en los dulces versos a Mariana.

Cito versos: “¿Qué hace el tigre siendo un universo/ para sí mismo?/ ¿Qué hace la sombra/ tratando de perpetuar, aprisionando en su piel, la lumbre en constante fuga?/ ¿Qué hace Mariana aprisionando al tigre escrito/ en su cuaderno de aire?”

La poesía de Manuel Becerra Salazar refleja al hombre sediento de aventura, de conquista, de con una sola boca poder tragarse al mundo, con la alegría de la semental pluma.
Los alumbrados es grave poema, que para los lectores dejará un enorme ansia de vivir y de disfrutar: “quebrarse entre el espeso alabastro del orgasmo”, pero también, la dulzura de concebirse y reflejarse por primera vez en los ojos de una niña que siempre lo estará esperando.

Adriana Tafoya y Manuel Becerra.

“Se apagarán las luces, Señor, y en el centro de la pista/ aparecerá una de tus enviadas con su piel lavada por la luz,/ sus cabellos de rojo metálico, que me harán pensar/ en tu sangre” … en mi sangre, diría Becerra, carne de mi carne, carne de su carne, porque también, es él carne de las Musas, las mismas Musas de agua que bebe en su poesía.

Retomando la opinión anterior, respecto a la importancia del tema en la poesía, en la exposición no sólo del hallazg0 en el oficio, sino en la profundidad de su esencia, es necesario, como menciona Juan Domingo Argüelles respecto a dos emblemáticos poetas mexicanos: “Sor Juana y Paz encarnan un tipo de poeta que va más allá de su aportación lírica y modela al intelectual a quien nada le es ajeno: ni la religión ni la política; ni la cultura, ni por supuesto la sociedad”(1). Por esto, tanto para el poeta como para el lector, desarrollar un ojo crítico respecto a la poesía actual —no sólo en sus formas, sino en la temática—nos hablará del desarrollo (o si se quiere ver de otro modo) de la evolución del pensamiento escrito: el pensamiento del poeta: a fin de cuentas, qué es lo que propone, lo que entrega como esencia a su lector. Pues, ya bien, a manera de conclusión, como lo dice Enrique González Rojo, “la poesía no sólo nos produce placer estético, sino que nos permite conocer y conocernos”(2).

Felicidades al poeta, por este bello y oficioso libro.

(1)Ayer y hoy en la poesía mexicana. Introducción a Premio Nacional de Poesía Joven de México. Treinta años, por Juan Domingo Argüelles.
(2)González Rojo, Enrique. Reflexiones sobre la poesía. VersodestierrO /El Aduanero Ediciones, 2007.

jueves, 15 de octubre de 2009

Los Alumbrados por Inés Parra

Manuel e Inés Parra.

Cuando pienso en el título del libro de Manuel Becerra me viene de inmediato a la mente la referencia de aquellos alumbrados del siglo XVI, esa secta religiosa española perseguida por la Santa Inquisición por considerarse herética y protestante; estos alumbrados, o también conocidos como iluminatis, creían en el contacto directo con Dios, a través del Espíritu Santo, mediante visiones y experiencias místicas. En el libro Los Alumbrados hay también esa conexión mística con la otredad, con la poesía, todo a través de la música, la luz, y esa rosa que deambula por los versos. Y también, ¿por qué no?, habría que decir que la poesía de Becerra tiene algo de protestante, es una poesía que se sale de los círculos literarios, no oficialista, una poesía que viene del arrabal, de la calle, de la noche, de sentir como la muerte se lleva lo que uno ama.

El primer apartado de este libro se titula La Rosa Por El Fuego, el epígrafe que utiliza Manuel para iniciarlo reza de la siguiente manera: “El destino de los hombres es arrojarle piedras a la rosa” texto de Leopoldo María Panero, y cuánta razón hay en éste, sin embargo, la manera en que prefiere Becerra llevar a cabo este destino “prometeico”, es a través del incendio, de la música; es así como pretende consumir la rosa: ya sea bajo la estrofa de tango, o con las manos y la caricia de su pequeña Grecia.
Cito: ( pág. 22)

Durante la presentación en la Hostería La Bota.


Aquí el poeta renombra, protege a esa rosa cuyo destino es muy corto, es una flor que a pesar de estar muerta luce hermosa y Becerra lo sabe, lo deja ver en sus versos.

Canciones para asesinos está conformado por solo 3 textos, los cuales son sensitivitos, sensualistas en su ritmo,
Cito: (pág25)

Quisiera resaltar cómo en Concierto Lunfardo el lenguaje común comienza a ser un limitante para el poeta, se ve obligado a utilizar la propia jerga de este género, el ritmo, el metro, y la intensión y obra del sarcasmo lúcido:
Cito: (pág33)

En conversaciones con Mariana encontré la inocencia de la niñez, que es ese tigre de mariana escrito en su cuaderno de aire y no ese tigre, de quien bien se ha escrito en nuestras letras mexicanas.

Por último quisiera hablar de Corazón terráqueo, cuando lo leí por primera vez, tengo que confesar que me conmovió tanto que no pude dejar de pensar cómo a cada poeta nos marca la muerte; y los poemas que componen esta parte son eso: el canto a la muerte de un padre , a lo Manrique , a lo Sabines Cito: (pág50)

Qué decir de los poemas de este apartado si aquí el poeta dibuja a su padre, cuando era un niño trabajando en un aserradero, si deja testimonio de esa muerte que un día llegó al hospital a obligarlo a cantar, a escribir sin sosiego el testimonio de su mayor perdida.

Becerra.


Quisiera terminar este breve esbozo diciendo que celebro que en tiempos como estos, poetas como Manuel desnuden el alma, y fuera de poses, dejen ver lo que hay en su interior como un eco de este siglo; ya sean luminosos o oscuros caminos, o las eternas noches de vino. Y sobre todo celebro que este libro este dedicado a sus seres más amados: a la dulce Grecia y sus padres.

México DF, a 9 de septiembre de 2009


martes, 25 de agosto de 2009

Historia de una bruja con el estómago revuelto



Por Angélica Santa Olaya



Adriana Tafoya y Angélica Santa Olaya.

Quiero comenzar a hablar de la historia de esta bruja recordando un libro especial, un libro sagrado: el Chilam Balam de Chumayel. Se preguntarán qué tiene que ver este libro con la Casa de Navajas de Estephani… aparte, claro, de Balam. Encuentro algunos puntos de contacto que no sé si tendrán que ver con una intención consciente de la autora, pero Borges decía que cada lectura es una recreación válida por sí misma así que Borges será responsable de esta perorata. Las coincidencias que encontré entre estos dos libros me proporcionaron una lectura que quiero compartirles porque enriquecieron mi visita a la Casa de Navajas. Visita que, señalo desde ahora, me emocionó mucho porque fue mirarme en un espejo conocido.

El Chilam Balam es un libro histórico que contiene narraciones proféticas sobre la Conquista española y el cambio de religión en Mesoamérica; pero también es un libro religioso, mítico, simbólico… es, junto al Popol Vuh, uno de los paradigmas de la literatura maya. Chilam

Balam fue un sacerdote maya que vivió poco antes de la Conquista afamado por sus profecías. Chilam quiere decir “el que es boca”, “el que profetiza”. Balam quiere decir jaguar e identifica al brujo; al poderoso felino soberano del inframundo; al cazador del crepúsculo y de la noche; al símbolo del mundo subterráneo, la noche, la vida y el tiempo primordial.

Pues bien, en esta Casa de Navajas habita una poeta-bruja, una moderna poeta-fiera quien –al igual que los mayas hace quinientos años- emprende un viaje iniciático y

profético desde los túneles subterráneos de la ciudad de México –desde las estaciones del metro Salto del Agua y Cuatro Caminos pasando por Coyoacán y anexas- hacia las entrañas del inframundo donde acecha, nada más y nada menos que otro brujo más poderoso: EL AMOR. Esa fiera que sale de mi cuarto… daga de cristal entre las piernas. Esa señora del desierto que come las sobras de los que enmudecen cuando aman, dice la bruja, dispuesta a luchar con el brujo mayor, armada tan sólo con la sangre de su lengua.

Granda Lamadrid durante su lectura.


En este duelo la poeta escalda con saladas y musicales metáforas su garganta, para, con la honestidad del guerrero que sabe perdida la batalla, lanzar un rugido de guerra contra el objeto de su amor; ese con quien ha dialogado-monologado antes de entablar la lucha (porque el diálogo aquí es, en realidad, un monólogo). La bruja envía recados, hace aclaraciones, advierte, lanza conjuros y suplica la redención a un Balam sordo que no escucha sus plegarias mientras ella se revuelca, herida, bajo la luz del Amor que se agolpa dolorosamente en las pupilas. La bruja intenta reembolsar el tiempo ofrecido al Brujo mayor, pero el precio del Amor es alto. Tan alto como el árbol del que pende la fruta que ha caído cuando nadie tenía hambre. La bruja sabe que pelear con el Amor es pelear contra ella misma y maldice a su contrincante: Tendrías que morderme la lengua para dejar de soplar polvotu lengua está maldita. Le habla y se habla a sí misma.

La debilidad de la fiera es, simplemente, amar:

Amor

el día que me encuentres

con la tarde calcinándome los labios…

esconde tu boca pequeña entre las plegarias…

para entonces

ya no habrá consuelo

para el sentenciado a vida

La vida que el amor promete es también la muerte del que se arriesga a jugar este juego de bocas reventadas por mascar piedras dulces; juego de encomendados ensartándose en la misma aguja, de invisibles amantes / fieritas / juguetes para hacerse sangrar.

El público durante la presentación de Casa de Navajas.


El viaje que la poeta-bruja realiza está signado, también, como en el caso de los mayas, por números cabalísticos. La Casa de Navajas tiene dos habitaciones: la primera, llamada CiudadElla, contiene tres poemas: Salto del agua, Cuatro Caminos y Postal de Coyoacán. Al igual que los tres dioses creadores (Gucumatz, Huracán y Tepeu) que hicieron tres intentos por crear la humanidad: primero de barro hicieron al hombre, luego de madera y al final de maíz según cuenta el Popol Vuh. Estos tres poemas iniciático-proféticos, que inician la intentona, ocupan las primeras siete páginas del libro que abrirán la puerta del inframundo:

Cuando extendí mi mano dije

tenemos que irnos ya:

el tiempo nos venía comiendo los

pasos entre las rocas

y anduvimos hurgando toda

la tarde un desierto

pero en nuestros corazones nunca

dejó de llover

La puerta a la Casa de Navajas está resguardada por siete páginas como el séptimo cielo maya, el más alto, donde se encuentra el paraíso; el cielo de Ameteotl, el dios que era varón y hembra al mismo tiempo; el creador de dioses y de hombres; el Amor.

La bruja accede al inframundo y la profecía se cumple, la voz de la bruja se escucha en el oscuro interior de la Casa: Qué desgracia cae sobre mis ojos / no veo nada que no haya amado antes… El Amor, ofrenda más que premio, es un destino llagado de amargas nueces y amar es aprender a ponerse triste, reniega la bruja.

Esta es la historia de amor de una bruja-poeta que se tambalea hacia el baño con el estómago revuelto de amor que nadie quiere. Una historia que podemos encontrar a la vuelta de la esquina excepto porque fue contada, de una manera hermosa, por una bruja, transformada en fiera, en una conversación consigo misma. En un repetir el golpe a través de la palabra para ver qué fue lo que pasó como hacen los niños pequeños; para saber en qué momento cayó el árbol, cuándo se pudrió la fruta, en qué instante apareció la luz enceguecedora de la conciencia que ilumina la batalla cuerpo a cuerpo consigo misma; con su deseo de amar. Balam y la Bruja son uno mismo. Un hechicero arrojando conjuros para que todo renazca en la sapiencia de que el Amor mata porque no nos mata. Para los mayas no hay fin del mundo sino transformación luego de la pesadilla que transporta al centro mismo del infierno. Para Estephani, cruzar el umbral de la salida consiste en florecer a la orilla del agua podrida… pero siempre agua con el deseo de continuar fluyendo con el conocimiento a cuestas.

Con una voz fuerte y sin tapujos, llena de poesía y sinceridad, Estephani nos entrega esta primer plaquett mágica y profética que masoquistamente -como solemos ser algunos que gustamos de la poesía- disfruté-sufrí, en coincidencia y emoción propia. Fue un placer visitar esta Casa de Navajas que, me parece, devela un camino más seguro que el del Amor para la bruja-poeta Granda Lamadrid que comienza con el pie derecho su trayecto en la poesía. Felicidades Estephani.

Angélica Santa Olaya D. R.© México, D. F. agosto 2009.

Balam y la traición de la bruja

Angélica Santa Olaya, Lucero Balcázar, Granda Lamadrid y María Elena Solórzano.



Por María Elena Solórzano


Estephani no quiere decir abiertamente que ella es la bruja-poeta,
la que dice los conjuros, por fin se decide y lo proclama en medio de la plaza para que la lapiden o la quemen, la que dice los conjuros, la que transforma los príncipes en sapos, la que tiene en sus manos el resplandor de la luna y guardadas entre sus párpados todas las llamas del verano.
Me llamó la atención el título del poemario, ¿por qué, La traición de la bruja? la lectura de los poemas me dio la respuesta. La bruja traicionó al género, se ha salido del esquema convencional que todos esperan. Cito: "¡Qué presunción la tuya/ para qué tenderse en la noche esperando un poco de calor." Para qué todo se ha vuelto un manglar de hojas podridas."


La vida, el manglar. Sociedad podrida, donde todo se agrieta, se fragmenta, se escinde, explota.
Vivimos sin dirección, a la deriva y sobre frágiles cáscaras de nuez pretendemos llegar a puerto seguro, por eso ella cierra su cuerpo, desolada entre las sábanas solitaria, con la sangre entre las piernas. Para qué los ciclos infecundos, estériles de soles, vacíos de cánticos. Por qué todo lo que ella hace es inútil Cito:"...para guardar un hombre dentro de tu casa" y el varón se marcha para buscar otras mujeres otras quimeras, para ensangrentar su espada en otros corazones. Porque así es y ha sido siempre y la poeta lo dice, lo grita:
Cito:"Y él se escapa con las tardes en busca de otra"
Y no solamente se va él, se va todo, sueños, anhelos, proyecto de vida. Se rebela ante el destino, por la eterna espera, ante su condición de mujer abandonada.

Adriana Tafoya durante la presentación.

¿Qué desea, qué anhela? Imagina, sueña: Cito: "...qué en su alcoba se deslicen los gemidos..." y el amor se enrede en la luz mortesina de la tarde, pero sólo la soledad está con ella.Cito:"de envidiar hilanderas del pueblo" resignadas, conformes, tejiendo sus sueños con estambres desteñidos, ahogando el alma entre suspiros. Mujeres que encajan dentro de los moldes que se hicieron hace siglos porque así convenía a una sociedad.
La inteligencia y el talento no contaban y entonces... Cito: "La fiera se siente culpable por no tener pechos de mujer hermosa..." Eso es lo que importa la carrocería y cito"...la fruta ha caído cuando nadie tenía hambre" ¡Qué terrible, qué desencuentro¡ Ningún varón la deseaba y ella allí, granada madura ofreciendo sus rojas entrañas.
El canto IV me remite a Gilberto Owen en su poemario Sinbad el varado. Cito:"...la piel llagada de los náufragos...", los desorientados, los perdidos, porque los sentidos engañan y a veces nos dan una visión equivocada de la realidad. Sinbad emprende un viaje interior para buscar las más preciadas joyas del espíritu, pero en ese viaje también encuentra: fantasmas, dolor, fracasos, frustraciones.
Cito:"No hay donde guarecer el amor de los muertos..." tenemos que guardarlo, porque es el único amor del cual estamos seguros, es el único amor inalterable.
Cito: "Estas brujas..." léase estas poetas son intrusas, mujeres enervadas con miradas torcidas, a veces enternecen de tan alucinadas, sus lenguas no destellan silencio, en extraños idiomas expresan su dolor, cito: "Alfajores de tristeza se derraman...".
Ella no tiene destino, por venir, su destino es uno por eso, cito: "... mis manos no tiene líneas...no alcanzará la tarde para tejerte un vestido que cubra..." No, no alcanzará la vida, para pagar la traición a tu género, has dejado de ser " El hermoso animal de cabellos largos e ideas tan cortas", eso se paga con sed y con hambre de amor, por eso, cito: "Serás la señora del desierto y comerás las sobras de los que aman...Pero no conoces el amor..." las brujas o las poetas no conocen el amor, son apartadas porque tienen lepra en el alma y se atreven a contradecir a sabios y profetas.
Y te ahogará el desamor y la soledad-dice la desesperada voz de la poeta- porque no seguiste el camino de la luna y te fuiste a sondear abismos secretos que no te corresponden. Cito: "Has de quebrarte como una rosa seca entre los dedos"
Tú. poeta, los alimentas con tu cuerpo, cada palabra tiene algo de tu esencia, tu carne, tu espíritu es la fuente de donde mana tu poesía para:, cito, "...deletrear con brasas dulces de canción..."
Cito:"Es abrir los ojos un día y saber que no estás en casa..." la soledad, siempre la soledad y el desamor y se vuelve a hacer presente el sentirse: perdida, desubicada, extrañamente extranjera en su propia casa, cito: "Es que nunca estuve ahí dentro de las fotografías..."
Y la nostalgía por el amor perdido, lacerando, lastimando...cito: "... por qué todo ello lleva tu nombre, en cada marca, en cada poema que canto y que siempre nos separa más.


Estephani Granda Lamadrid en la lectura.


La bruja ha dicho sus conjuros y nos ha envuelto en esa atmósfera de desolación que recrea en excelente forma este poemario. Magnífico, con bellas, audaces y frescas imágenes. Todas las demás brujas lo degustaremos y parecerá que estamos ante un espejo.
María Elena Solórzano

lunes, 24 de agosto de 2009

Casa de Navajas por Lucero Balcázar

El sugerente Título de Granda Lamadrid, me lleva directamente a darle, ni modo compañeros, una Vuelta de Tuercas al azote poético y es así como inicia mi texto. Entonces empecemos desde el principio: El Titulo. Ahora, citaré uno de los significados de la palabra Navaja que encontré en un sitio de cocina gallega ; Y cito: La navaja es un molusco Vivaldo marino de gran tamaño, sus valvas llegan a medir hasta 20 centímetros de largo, estas tienen forma alargada y algo curva, su superficie es lisa y muestran un color amarillento con manchas rojizas, moradas o pardas. Habita en los fondos marinos, donde excava agujeros hondos y se distribuye por el mar del norte, hay una especie en Baja California Norte donde los mexicanos la conocen con el sugestivo nombre de” Mango de Cuchillo amarillo”. Los chilenos, se ven un poco menos grandilocuentes al llamarla simplemente: navajuela.

Continuando con la misma línea encontré también al Pez Navaja, que es una especie extraña de color verdoso con la zona ventral afilada como un cuchillo, que, curiosamente, su forma de mantenerse es através de una natación horizontal en caso de necesidad por la aparición de algún predador llegando a la posición vertical, cuando está al acecho de presas, de caza.

Lucero Balcázar lee su presentación. Granda sonríe.


Hummm..... qué sinónimos más cercanos a esta Casa de Navajas, dónde la sinécdoque nos lleva directamente a esta forma que usa Granda la Madrid al tomar La parte por el todo, el todo por la parte, pues leer este libro es volver a esa Casa-túnel por donde nacemos, y al volvernos mayores conocerla y sentir lo que en México llamamos cariñosos: La Muerte Chiquita.

Este tropo, la sinécdoque, es especialmente usado en sus sonetos por Petrarca, cuando su amado idealizado es descrito parte por parte.

Entonces, retomemos la voz poética y vayamos también nosotros parte por parte:
Estephani inicia el libro con el canto: SALTO DEL AGUA así y cito:


Y si uno termina por no contestar
Y si uno se queda callado (Porque ya sabes que uno siempre se queda callado)
Y busca redención cuando se va tambaleando hacia el baño
Con el estómago revuelto de amor que nadie quiere
Y convocas a una fiesta en tu nombre
y nadie asiste porque a nadie le importa
Y te sientes del carajo Y… acabo la cita…

Y me llama especialmente la atención el uso de la Y griega con la que la autora abre el poemario, pues esta conjunción copulativa es usada a modo de encabalgamiento durante todo el primer movimiento. Incluso abre también así el segundo canto llamado CUATRO CAMINOS.

En POSTAL DE COYOACAN ya es imposible soltar el poemario, pues el canto crescendo en el que nos lleva Granda, nos mantiene en vilo cuando cierra contundente al rematar; y cito:

Precipicio de hirvientes dagas
oleaje de precipicios solos
esta hija nuestra nos mira
y desde el abismo
nos extiende la mano y acaba la cita.

En BALAM Y LA TRAICIÓN DE LA BRUJA, La poeta ya se revela, pues La Bruja, La Hechicera, ya le habla de tú a tú a Balam, que también significa El hechicero o El Mago y lo confronta, es entonces así como La Casa-Vulva, le habla de igual a igual a la Navaja-Falo, cuando advierte y cito:

No te conocen
Porque sabrían cuantas veces
Tuviste que mirar tus garras
Para saber de algún modo
[siguen ahí
Sin hilos que te sujeten a una misma dirección

Y él se escapa con las tardes
En busca de otra
Porque estas bestias no descansan
Sólo llegan a desposar al amor
En su semen de viento
Y te llenan toda de horas
En que deberías de aprender
[a tejer como las de antes
“para eso son las hembras
Para eso son las alcobas”
Para esperar a las bestias
[cubiertas de sangre
De una guerra que nadie inició
Las bestias se hieren a media noche
Se van gimiendo con zorras
Y perras
Y con toda hembra buena
Que salga a bañarse al río…

En el siguiente movimiento ANTES DE LA CASA DE BALAM, la hechicera célibe se castiga así misma cuando asevera:

Ya no hay agua
Ni dagas con qué atascar las puertas
Habrá que aguantarse
Resistiendo
Controlándome
Porque la fiera casi despierta


Ah, pero la revancha, la apódosis y la prótasis que debe mantenerse en toda buena obra, viene en el canto titulado LUEGO DE LA CASA DE BALAM, dónde la mujer-fiera, luego de probar la navaja, sale del cuarto y busca, hasta encontrar…mientras esto pasa, hace lo que hacemos todas las mujeres después de una larga abstinencia ARAÑARNOS EL VIENTRE mientras sentimos culpa, inseguridades o como cita la poeta por creer, “QUE NO SE TIENEN PECHOS DE MUJER HERMOSA…”

El respetable poético.


Después de RECADO DE BALAM, Balam, que significa en la lengua Maya BOCA DE JAGUAR, viene el canto CASA DE LA BRUJA, donde las brujas en voz de la poeta,dicen:

Atraviesan las moradas Con sus pasos monstruosos de óleo dulce
Enternecen a las bestias con su aroma a polvo

En ADVERTENCIA A LA BRUJA, la hechicera ya ha perdido a su Balam, y lo peor, parece que ya, a toda bestia ocasional, ha abandonado ya, el pueblo de esa CASA DE NAVAJAS, esa Casa-Vulva, ahora sólo llena de polvo y heridas que supuran agua.

E inexorablemente en el canto 10 que lleva por nombre PARA DESPUES DE LA LUNA MENGUANTE, es dónde, se deja escuchar el réquiem o descanso de la bruja hechicera y pecadora que ya no sólo tiene la carne marchita, sino a razón de la Granda Lamadrid cuando dice:

Anda
Alimenta con tu podrida carne a
[los sedientos
Calla sus gemidos con tu lengua
Besa sus cuerpos agrietados
[ como el tuyo


Aliméntalos
Dales tu cuerpo
Muéstrales la bruja
La llama de los muertos que
[nadie llora
Hazles creer que tu carne es la fuente
El estanque del ángel caído…

Gonzalo Martré.

Los otros dos cantos con los que concluye esta su CASA DE NAVAJAS, Granda Lamadrid, no se los voy a platicar, tendrán que leerlos, si es que quieren descubrir una de las voces más poderosas nacidas en los años ochentas y que ocupa, ya, un lugar, ganado a punta de poetazos, en este Oficio de Fuego, dónde, sin falsas modestias, ni aspavientos grandilocuentes, todos los que nos llamamos poetas, tendremos que ganar día a día, paso a paso, tal y como lo viene haciendo Estephani Granda, Lamadrid.

viernes, 31 de julio de 2009

Agonía y cosmogonía en Chanona Yza

Lourdes Cabrera Ruiz



Como su nombre lo anuncia, La alforja de los desprendimientos es un poemario testimonial y confesional. El viandante lleva consigo su saco de violencia que es la vida, la suma de recuerdos, la magia verbal que los transforma y recrudece. Conforme se vuelca y se vacía a nuestros ojos, crece un cuestionamiento humanista, el que sólo pueden plantear aquellos en retiro y desgastados, al enfrentarse al dolor de cada día.
La novedad en Álvaro Chanona es que el hablante lírico de sus cuatro poemas se ha configurado como un testigo de la milicia que gesta con su armamento lingüístico la cosmogonía del Caribe; fuera de ahí, se desprende humildemente de las formas, mas no de la cárcel circular de sus huesos.
Con esta cosmogonía quiero quedarme sobre todo; valorarla, invitarles a reconocer en ella un ejercicio de códigos que hablan de la comunión de lo humano en la lucha; una cartografía original donde el hipérbaton se convierte en la fórmula precisa y las oraciones subordinadas fluyen tanto que la mar de ellas cubre lo dicho en primer plano. Las formas de vida en el paisaje se mantienen al acecho del combate con la muerte.
El oyente lírico es un Caribe que se describe violado por su propia violencia, la de su naturaleza, cadena alimenticia inexorable en donde algas, lombrices y peces aguardan su respectivo momento, lo mismo que el saraguato café acecha al vástago del jabalí.
En otro nivel semántico, el Caribe tiene vulva, caderas, vientre, pulmones, sangre, ingles, glúteos, y sus maritales secretos están en boca de rudos caimanes. Se sabe que en numerosas cosmogonías el mundo se concibe como cuerpo: la unidad del macrocosmos con el microcosmos es explícita; aunque esta analogía también conlleva implícita la idea del sacrificio. Por ello, quizá el Caribe de Chanona es mujer asediada por aquellos pájaros nocturnos que encallan en sus embarcaciones cóncavas; tal vez la droga sea uno de los signos presagiados en los códices mayas, según la versión del autor.
En el poema se propone una historia cosmogónica original porque la llegada de la civilización europea es descrita bajo el mismo corte violento que el de la propia naturaleza; este Caribe no hace distingos, reivindica el mal como un valor relacionado con la creación misma. Los nuevos dioses vienen de fuera, obligan al éxodo, y en las calles tan sólo persisten los vendedores de artesanías y el eco de algunas señales metafísicas de la clase sacerdotal que reconocen los consumidores de droga.
De manera que lo novedoso de este relato cosmogónico es que no procede a generar orden del caos, sino que presenta una especie de equilibrio, una homeostasis en combate perpetuo; y puede decirse que hay una tendencia a la entropía o al desorden, cuando determinadas acciones se plantean como amenaza. El mito en Álvaro Chanona parte de una posición realista, habla de amenazas como la industrial, y aunque no diga que la pesca a gran escala arrasa con los arrecifes o que la construcción de hoteles hace vibrar peligrosamente las cavernas submarinas, insinúa como testigo, en cambio, el proceso nada paradisiaco del combate en un lenguaje figurativo.
El segundo poema, cuyo nombre sirve de título al libro, y los otros dos que le siguen, ubican al hablante en un tono más confesional y, a juzgar por los paratextos –dedicatorias, por ejemplo– también adquieren un matiz autobiográfico. Encontramos un recuento peculiar de achaques y desgracias en una voz que anhela escupir palabras difíciles y mantener a su vez la unidad de su prodigio. El tiempo histórico del hablante no coincide con el actual del autor, quien ahora tiene 47 años, pero en este poema su personaje tenía 44, por lo que se deduce que Chanona escribió el poema en 2006, o antes, si atendemos al factor autobiográfico.
De cualquier modo, las exactas correspondencias entre lo que dice el hablante lírico y lo que haya vivido o podido pensar de sí mismo el autor, nunca existen. Ustedes, traten de expresar ahora que alguna vez necesitaron ser perdonados. Traten de expresarlo mañana, y probablemente la expresión será otra cosa. El autor habrá sentido algo, algo que no sabemos exactamente qué fue, pero su personaje lo dijo de este único modo: “en esta hora en que vuelvo sobre mis propios pasos/ acaricio el hígado de Dios, que endurecido,/ golpea la puerta de mi casa…” (: 25).
El personaje se torna confesional y saca de su alforja los recuerdos; sin embargo, habla de su lengua despuntada, como si no pudiera decirlo todo o como si mintiera. Supongo que es tan sólo para tomar impulso. Pues si alguien ha dejado de sentir dificultad para expresar su propio nacimiento –tardío y con asfixia–, su neurosis –nadando en el jugo del páncreas–, su herida en el mismo lugar de otra herida… es este personaje desprendido de sí, de Dios, que bebe caldo de algas muertas, como niño bueno bajado de su cruz.
Pero no hay que olvidar que el personaje se describe como cabeza de ejércitos y como descendiente de hebreos. Este linaje militar y religioso de qué le sirve si sentado en su herrumbre no cesa de mascullar desde las sucias comisuras de su boca. Desde ahí se queja del abandono de la juventud y de los hijos. Pero hay algo qué leer después del vaciamiento de su alforja, hay algo que detiene su marcha de verbos en ceniza: “Si pudiéramos romper un poco/la rutina/ entonces, sólo entonces/ dejaríamos de ser ese pretexto inútil/ sobre el cual no dejan de orinarse/ los poetas ebrios/ y vacíos…” (: 48).
En “Los sueños hirsutos de un navegante”, tercer poema, el personaje teniente y cirujano deja fluir el reconocimiento de lo que no ha podido ser, la rabia contenida en sus brazos, la incapacidad para escribir un buen poema. Nos dice que busca un poco de luz en la poesía inacabada de los tuertos. Como lectores, en qué nos gratifica. Pienso en este personaje y en la gran pena de sus abuelos, al encontrarlo débil y enfermo en su escritura. Triste destino para quien proviene de un pueblo de escribas y exégetas. Ha llegado tarde para los dioses, Hölderlin no le funciona. Y para sí mismo, este navegante de reumas, sombras y culpas, qué espera. A estas alturas del libro, asistimos a descuidos formales que no percibiría como un privilegio el tuerto.
¿Qué espera, entonces, mi teniente, cirujano y poeta? Eso lo sabremos al leer el último poema “Entre el erial y el río”. Entre el querer y el poder se desagarran sus últimas palabras. Les dejo a solas con ellas. Estoy agradecida por la cosmogonía caribeña, por esta confesión y sus promesas.

Texto de presentación de La alforja de los desprendimientos (ICY/Conaculta/Versodestierro, México, D.F., 2009), de Álvaro Chanona Yza, leído en la Biblioteca Central Manuel Cepeda Peraza el 24 de julio de 2009.

martes, 14 de julio de 2009

Un mimo dirigiendo una guerra en occidente

Por Yussel Dardón


Yussel Dardón durante su ponencia en la Casa del Escritor, en Puebla, con el megáfono. En primer plano, Pedro Emiliano. A la derecha Ian Soriano y Federico Vite.


Existe una visión crepuscular en torno a la mayoría de los escritores de las últimas décadas. El desencantamiento de la modernidad, la instauración en una fase posmoderna, neobarroca o hipermoderna, como algunos precisan en distinguir, ha provocado que en las expresiones artísticas exista una apuesta, en ocasiones certera, para representar al “yo” dentro de una maraña social, económica y cultural. Así, cada conjunto de interacciones del sujeto, incluso la que se ejercen a partir de un fenómeno introspectivo, comprueban el fastidio y cansancio por la contemporaneidad. ¿Será entonces este desencantamiento el numen de la creación artística, o quizá sea que la construcción del discurso artístico no es más que un rayón a la carrocería de la vida?

En Explotó todo el aroma de la sangre, Ian Soriano manifiesta su inconformidad para asumir una posición en torno al universo que habita, pues el único lugar de conocimiento es el rito y el retorno a lo que una vez fue mejor, a un pensamiento construido a partir de reflexiones que lo instauran como un elemento del universo, como lo hace patente en Mi barrio es el cosmos, segunda parte del libro y segundo canto de una poética enraizada en la no-estancia perfecta y que busca, a través del sufrimiento que es el pensar, la muerte como benefactora creacionista.

Ian Soriano ubica su poética dentro de un naturalismo poético, donde, como lo manifestaba el Marques de Sade, el hombre es sólo un espectador virulento de la magnificencia de la naturaleza, y quien en un punto debe reintegrarse a ella para obtener su salvación, pues sólo así, la experiencia saldrá avante sobre el conocimiento: “Lo humano es lo irreparable, nuestro grave error fue salir de la naturaleza, porque todo progreso será aniquilar, todo esfuerzo y construcción a favor de la humanidad serán destructivos en vano; no hay regreso ya, tendríamos que volver a nuestros repudiados orígenes.” La escritura de Ian Soriano tiende a la soledad como fuente de dolor y nostalgia, por consecuencia como fuente creativa. Soriano construye al poeta a partir de la imagen del Triste, asemejando su devenir con la construcción que Pessoa hace del escritor. “El triste pierde el coraje para ser alguien, porque es un gigante al que cualquier hormiga aplasta.”


Danza contemporánea a cargo de Leticia Velázquez.

Explotó todo el aroma de la sangre está dividido en dos apartados; la primera, No ser una brillante roca, explora el ejercicio del canto a partir de la reflexión. Aquí, el poeta asume una posición reflexiva sobre el valor experiencial de la vida. Estrofas construidas a partir de un sinfín de imágenes y metáforas que solidifican su discurso poético, Soriano edifica versos acelerados y trepidantes que asemejan el ritmo a un Lautremont o Rimbaud mediante un pensamiento fragmentado, respetando la apuesta constructiva del rumano Cioran, quien menciona de manera crítica y contemplativa “Busco lo que existe. Mí búsqueda no tiene objeto. Vayamos al Juicio Final con una flor en el ojal.” La reflexión del rumano parece confirmarse con lo que el poeta José Vicente Anaya encuentra cuando menciona que al no poder hacer florecer la flor en el poema, en referencia a Huidobro- ésta se lleva como adorno. Ian Soriano pues, toma la flor y le habla con voz nostálgica, pues sabe que obligar a que la flor florezca sería apresurar el proceso que la marchita. No ser una brillante roca es un largo canto en el que el hilo del discurso poético es la añoranza y el acto de asumir la condición indefendible del hombre con la naturaleza, muestran la voz de un poeta romántico, que avasalla el lenguaje en imágenes tratando de mostrar su verdad. “Después de todo, se trata de nombrar a las cosas para que signifiquen algo, de crear paraísos semejantes a los que muestra la vida.”


Federico Vite durante la lectura en Puebla.

En la segunda parte del libro, Mi barrio es el cosmos, el poeta escapa del spleen poético para retomar la construcción de versos y estrofas; aquí, Soriano reflexiona una vez más acerca de su pertenencia, asumiendo un espacio de significantes mágicos, donde el Universo lo avasalla, pues no hay mejor lugar para sentirse extraviado que en la nada inextinguible. “Tu monasterio es una cárcel donde todos los santos son Absurdos.” En esta segundo apartado, se construye la visión de un universo donde el equilibrio es una ilusión y una consigna que lo persigue a donde quiera que vaya, como lo dice en el verso “Mis ojos son testigos de que cada lágrima del infinito se deforma.” En este acto meramente contemplativo, Soriano recurre a la dualidad occidental Dios-Diablo como ejemplo del discurso místico-poético: “La música la trajo dios, el diablo nos trajo el silencio.”

Los enjuiciamientos que realiza Soriano en su libro van dirigidos a la construcción del hombre contemporáneo, inmiscuido en el sobre-razonar y como sabemos, todo razonamiento incluye a un raciocinio de las reservas ideáticas.
Toda publicación es digna de celebrarse, no porque este proceso sea el fin último de la creación, sino porque toda aparición trae consigo el compromiso del escritor por mantener su vigencia y rigor, explorando nuevas vertientes que vayan, de poco en poco, solidificando su labor no sólo como poeta sino como escritor, una puesta que el poeta Ian Soriano no debe eludir.